Franz Kafka, una niña y una muñeca.
Ha
de sonar extraño dicho título, un poco fantasioso como “El león, la bruja y el
ropero” de C.S Lewis. Sin embargo el mundo de Narnia es un lugar ficticio y la
historia de Kafka ocurre en este mundo.
Era
una mañana de 1923. Franz caminaba en el parque Steglitz con su última
compañera, Dora Diamant. En aquel paseo Kafka encuentra una niña llorando
desconsoladamente.
Franz
la observa confuso y le pregunta a la niña que si ella está perdida o peor, si
alguien la ha lastimado.
“Yo
no” responde la niña
Así
comienza una conversación. La niña le cuenta que ha perdido su muñeca y Kafka,
conmovido por aquella escena, le dice que su muñeca no se ha extraviado: la
muñeca se ha ido de viaje y le ha enviado una carta.
Durante
algunos días Franz escribe cartas, dándole voz y vida a la muñeca. La niña
espera entusiasmada los mensajes de su amiga viajera. El dolor de la pérdida se
borra poco a poco y la chica paulatinamente comienza a aceptar que su muñeca se
ha ido y se encuentra bien.
No
entraré en más detalles del relato ya que recomiendo el libro al 100% (cabe
mencionar que la historia le sucedió al verdadero Kafka, sin embargo la novela
como tal, fue escrita por Jordi Sierra I Fabra).
El
relato nos muestra cómo podemos transformar
cualquier situación oscura de nuestras vidas en algo positivo.
Recordemos que cada evento que vivimos, debe ser un balance entre lo bueno y lo
malo. Debemos continuar con lo mejor de cada experiencia así como Kafka observó
el dolor de la niña y para sanar su alma se convirtió en un cartero de muñecas.
“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional” -Buda-
Referencias
Sierra
I Fabra, (2006), Franz Kafka y la muñeca
viajera, Madrid, España: Siruela
Pérdida por Mariel Sequeira se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
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