sábado, 31 de marzo de 2018

Depresión

Íngrima

Ella danza solitaria en un rincón húmedo y oscuro. Sus pies están descalzos y sus vestidos sucios y mojados. Su piel es lívida, sus mejillas que alguna vez fueron coloridas se encuentran demacradas y sus ojeras resaltadas. Su cabello se encuentra enmarañado en miles de nudos distintos, pero ella es tan bella como cuando conoció el sol por primera vez.

Ella siente que baila, pero sus movimientos son descoordinados entre las paredes oscuras, mas ella percibe un instante de felicidad en aquellas piruetas. Su regocijo es efímero, porque una sustancia venenosa recorre sus venas, y ella sabe que no siempre fue así.

Su nombre es Íngrima.

Así, como su nombre lo dice, ella vive encerrada en un mundo de tinieblas y empañado de lágrimas. A veces sonríe, cuando la felicidad le llega a pinceladas. Incluso la he visto asomarse a la ventana, sin embargo cuando la luz se adhiere a sus ojos dormidos ella chilla y cierra las cortinas.

Una mañana, la vi sentada en el borde de su cama, y en sus ojos pude ver el vacío más inmenso del mundo. Es irónico decir que el vacío es enorme, porque es la nada. Pero había días es que Íngrima no sentía, no lloraba. A veces su cuerpo flotaba pacíficamente en medio de la habitación y otras era como verla caer por un abismo, era como estar en medio de un valle de nada.

Hay días mejores en que la felicidad vuelve a acariciar sus moretones y peina su enmarañado cabello e Íngrima trata de no ocultarse del sol. Veo el esfuerzo en sus piernas delgadas y en sus brazos que se aferran a la vida; sin embargo la oscuridad y el aire viciado de su cárcel interna la derriban. Íngrima cae de nuevo a su universo de nebulosas grises.

A ella le da miedo el mundo, el de nosotros. Y les juro que trato, con todas mis fuerzas de buscar el verdadero mal que acosa a Íngrima. Algunos me dicen que es una culpa que la engulle, otros me dan reprimendas y me dicen que la deje en paz, que ella ha escogido esa vida. Yo estoy seguro que ella no se ha rendido y que ella no decidió que las penas inundaran su corazón destartalado.

Hoy la he visto escribir versos de amor en la pared de su habitación. Veo como el agua llena de amargura empieza a subir, primero al nivel de sus tobillos y poco a poco la va consumiendo. Y le digo con todas mis fuerzas que recuerde quien es realmente.

No siempre has sido Íngrima.

Y deseo con todas mis fuerzas que todas las íngrimas del mundo recuerden quienes son. 

Que no son el reflejo de un cuento, que no están solos. Que en el mundo hay narradores que cuidan de ti y que te buscan. 

No estás solo. 


Licencia de Creative Commons

No hay comentarios:

Publicar un comentario