sábado, 21 de abril de 2018

Autoestima


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¿Qué es la  autoestima?

Si deseamos comenzar una discusión sobre un tema, primero debemos conocer las bases del mismo. Según Bisquerra (2012) la autoestima se define como “la parte emocional: cómo nos sentimos sobre nosotros mismos” (p.66)

La autoestima es una parte importante del ser humano. Significa los sentimientos que tenemos nuestro propio reflejo. Por ejemplo, si me encuentro feliz con la imagen que encuentro en el espejo  y con el alma que reside dentro, significa que poseo una autoestima saludable.

Es de suma importancia tener una autoestima saludable ya que la misma afecta muchísimas partes de la vida cotidiana. Una de ellas es el aprendizaje, como dice Alcántara (2003) citando a Ausubel: “La adquisición de nuevos conocimientos está subordinada a nuestras actitudes básicas; de estas depende que los umbrales de la percepción estén abiertos o cerrados” (p.10) Cuando una persona presenta pensamientos autoderrotistas es probable que le sea difícil aprender ya que su mente se encuentra predispuesta al fracaso. Al contrario una persona con alta autoestima posee una mayor apertura al aprendizaje dado que su estado emocional se encuentra condicionado para el éxito o el aprendizaje del fracaso.

¿De dónde nace la autoestima?

Alcántara (2003) afirma que la autoestima tiene dos puntos de partida. El primero se encuentra en la percepción propia, creada por la constante autoevaluación y autocrítica. El segundo nace de la interiorización de los comentarios y de la percepción de los demás, principalmente de figuras relevantes como los padres o maestros.

De acuerdo con los puntos de partida, se dice que la autoestima evoluciona y cambia. La misma se forma en el recorrido de vida de cada persona, de acuerdo a las circunstancias y a la perspectiva propia.


Autoestima y autoconcepto

La autoestima se deriva de muchos factores y se encuentra al lado de un concepto importante: el autoconcepto. Bisquerra (2012) define el autoconcepto como los elementos objetivos con los que describimos quienes somos.

Nuestra autoestima depende del autoconcepto. Una manera simple de explicarlo, es que si la mayoría de los elementos que percibimos son positivos (por ejemplo soy inteligente, capaz, etc) tendremos una autoestima alta, ya que nos sentiremos felices de observar adjetivos positivos en nosotros. Por el contrario si reparamos en adjetivos negativos (soy tonto, incapaz, etc), vamos a caer en autodesprecio y tristeza.

Cabe mencionar que una autoestima alta no significa pasar por alto las áreas en las que somos débiles, también se deben tomar en cuenta los fallos; sin embargo las personas con una autoestima saludable “trabajan para mejorar los aspectos más débiles de sí mismos” (Bisquerra, 2012, p.66) en contraste con las personas que tienen una autoestima baja, quienes generalmente se quedan estancados si no reciben ayuda.

¿Cómo mejorar la autoestima?

Existen distintas técnicas para mejorar la autoestima; sin embargo dependen del enfoque que se desee dar. Se trabaja junto al autoconcepto, ya que para mejorar los sentimientos hacia nosotros mismos, primero se debe trabajar la percepción de quienes somos.

Rodríguez y Caño (2012) afirman que la autoestima y el autoconcepto mejoran mediante el uso de la comunicación y las habilidades sociales. También citan a Olmedo, del Barrio y Santed quienes hablan en su investigación sobre los beneficios de la reestructuración cognitiva y la observación de sí mismo.

¿Y qué es la reestructuración cognitiva?

Según el estudio de Bisquerra (2012) la reestructuración cognitiva se basa en que la persona reconozca sus pensamientos negativos y autodestructivos, para que así pueda reemplazarlos con reflexiones positivas y motivadoras.

Es un proceso gradual donde primero se reconoce el pensamiento destructivo, para posteriormente ir reduciendo su grado de negatividad hasta convertirlo en una reflexión positiva.

Autoinstrucciones

Otro método para reforzar la autoestima son las autoinstrucciones. Nuestro autoconcepto es afectado por los pensamientos, afirmaciones o negaciones sobre nosotros mismos.
Bisquerra (2012) propone utilizar el lenguaje interior para condicionar el autoconcepto, mediante un dialogo interno en que el cual se realicen afirmaciones positivas para mejorar la autoestima. (p.70)

Conclusión

Finalmente podemos reiterar que la autoestima es un factor relevante en la vida cotidiana de los seres humanos. Debemos mantener una autoestima saludable y no permitir que los estímulos externos la derriben. Es nuestra responsabilidad mantener un autoconcepto libre de prejuicios hacia nosotros mismos, observando nuestras deficiencias como puntos a mejorar sin autodestruirnos por nuestros fallos.



Referencias
Alcántara, J. (2003). Educar la autoestima. España: CEAC educación.
Bisquerra, R. (2012). Orientación tutoría y educación emocional. Madrid: Sintesis.
Rodríguez Naranjo, C., & Caño González, A. (2012). Autoestima en la adolescencia: análisis y estrategias de intervención. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 12 (3), 389-403. 




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