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¿Qué es la autoestima?
Si deseamos comenzar una discusión sobre un
tema, primero debemos conocer las bases del mismo. Según Bisquerra (2012) la
autoestima se define como “la parte emocional: cómo nos sentimos sobre nosotros
mismos” (p.66)
La autoestima es una parte importante del
ser humano. Significa los sentimientos que tenemos nuestro propio reflejo. Por
ejemplo, si me encuentro feliz con la imagen que encuentro en el espejo y con el alma que reside dentro, significa
que poseo una autoestima saludable.
Es de suma importancia tener una autoestima
saludable ya que la misma afecta muchísimas partes de la vida cotidiana. Una de
ellas es el aprendizaje, como dice Alcántara (2003) citando a Ausubel: “La
adquisición de nuevos conocimientos está subordinada a nuestras actitudes
básicas; de estas depende que los umbrales de la percepción estén abiertos o
cerrados” (p.10) Cuando una persona presenta pensamientos autoderrotistas es
probable que le sea difícil aprender ya que su mente se encuentra predispuesta
al fracaso. Al contrario una persona con alta autoestima posee una mayor
apertura al aprendizaje dado que su estado emocional se encuentra condicionado
para el éxito o el aprendizaje del fracaso.
¿De dónde nace la autoestima?
Alcántara (2003) afirma que la autoestima
tiene dos puntos de partida. El primero se encuentra en la percepción propia,
creada por la constante autoevaluación y autocrítica. El segundo nace de la
interiorización de los comentarios y de la percepción de los demás,
principalmente de figuras relevantes como los padres o maestros.
De acuerdo con los puntos de partida, se
dice que la autoestima evoluciona y cambia. La misma se forma en el recorrido
de vida de cada persona, de acuerdo a las circunstancias y a la perspectiva
propia.
Autoestima y autoconcepto
La autoestima se deriva de muchos factores
y se encuentra al lado de un concepto importante: el autoconcepto. Bisquerra
(2012) define el autoconcepto como los elementos objetivos con los que
describimos quienes somos.
Nuestra autoestima depende del autoconcepto.
Una manera simple de explicarlo, es que si la mayoría de los elementos que
percibimos son positivos (por ejemplo soy inteligente, capaz, etc) tendremos
una autoestima alta, ya que nos sentiremos felices de observar adjetivos
positivos en nosotros. Por el contrario si reparamos en adjetivos negativos
(soy tonto, incapaz, etc), vamos a caer en autodesprecio y tristeza.
Cabe mencionar que una autoestima alta no
significa pasar por alto las áreas en las que somos débiles, también se deben
tomar en cuenta los fallos; sin embargo las personas con una autoestima
saludable “trabajan para mejorar los aspectos más débiles de sí mismos”
(Bisquerra, 2012, p.66) en contraste con las personas que tienen una autoestima
baja, quienes generalmente se quedan estancados si no reciben ayuda.
¿Cómo mejorar la autoestima?
Existen distintas técnicas para mejorar la
autoestima; sin embargo dependen del enfoque que se desee dar. Se trabaja junto
al autoconcepto, ya que para mejorar los sentimientos hacia nosotros mismos,
primero se debe trabajar la percepción de quienes somos.
Rodríguez y Caño (2012) afirman que la
autoestima y el autoconcepto mejoran mediante el uso de la comunicación y las
habilidades sociales. También citan a Olmedo, del Barrio y Santed quienes
hablan en su investigación sobre los beneficios de la reestructuración
cognitiva y la observación de sí mismo.
¿Y qué es la reestructuración
cognitiva?
Según el estudio de Bisquerra (2012) la
reestructuración cognitiva se basa en que la persona reconozca sus pensamientos
negativos y autodestructivos, para que así pueda reemplazarlos con reflexiones
positivas y motivadoras.
Es un proceso gradual donde primero se
reconoce el pensamiento destructivo, para posteriormente ir reduciendo su grado
de negatividad hasta convertirlo en una reflexión positiva.
Autoinstrucciones
Otro método para reforzar la autoestima son
las autoinstrucciones. Nuestro autoconcepto es afectado por los pensamientos,
afirmaciones o negaciones sobre nosotros mismos.
Bisquerra (2012) propone utilizar el
lenguaje interior para condicionar el autoconcepto, mediante un dialogo interno
en que el cual se realicen afirmaciones positivas para mejorar la autoestima.
(p.70)
Conclusión
Finalmente podemos reiterar que la
autoestima es un factor relevante en la vida cotidiana de los seres humanos.
Debemos mantener una autoestima saludable y no permitir que los estímulos
externos la derriben. Es nuestra responsabilidad mantener un autoconcepto libre
de prejuicios hacia nosotros mismos, observando nuestras deficiencias como
puntos a mejorar sin autodestruirnos por nuestros fallos.
Referencias
Alcántara, J. (2003). Educar la autoestima.
España: CEAC educación.
Bisquerra, R. (2012). Orientación tutoría y
educación emocional. Madrid: Sintesis.
Rodríguez Naranjo, C., & Caño González,
A. (2012). Autoestima en la adolescencia: análisis y estrategias de
intervención. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 12
(3), 389-403.
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